Este miércoles, salió humo negro de la chimenea de la Capilla Sixtina durante el cónclave en el Vaticano, lo que indica que los cardenales no lograron elegir a un nuevo Papa en la primera votación. El humo negro significa que ningún candidato alcanzó la mayoría de dos tercios necesaria (al menos 89 de los 133 votos) para ser elegido Pontífice, por lo que el proceso continuará con nuevas votaciones a partir del jueves. Esta señal es la forma tradicional en que el Vaticano comunica al mundo el resultado de cada ronda de votación: humo negro para indicar que no hay acuerdo y humo blanco para anunciar la elección de un nuevo Papa
Cuál es la historia detrás del uso del humo en los cónclaves
La tradición de usar humo en los cónclaves para anunciar el resultado de la elección papal comenzó a formalizarse en el siglo XIX. Inicialmente, se quemaban las papeletas de votación y el humo que salía indicaba que la votación había terminado, pero no diferenciaba claramente si había o no Papa elegido.
A principios del siglo XX, se estableció el uso de humo negro para señalar que no se había alcanzado un acuerdo y humo blanco para anunciar la elección de un nuevo Papa, buscando evitar la confusión entre la multitud congregada afuera. Sin embargo, durante décadas el color del humo era ambiguo y difícil de interpretar, lo que llevó a la adopción de mezclas químicas específicas en la década de 1970 para asegurar la claridad de la señal.
El simbolismo del humo también conecta con tradiciones religiosas antiguas, donde el humo representaba una comunicación entre lo humano y lo divino, reforzando el misterio y solemnidad del proceso. Hoy, pese a los avances tecnológicos, el Vaticano mantiene esta señal ancestral como el único canal oficial para comunicar en tiempo real el resultado del cónclave al mundo
