Exhorta SSO a la población a utilizar correctamente el equipo de protección personal ante el COVID-19

·         Se contabilizan 289 casos nuevos, dando un total de 577 pacientes que cursan con la enfermedad en etapa activa

Los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), informaron que ante la pandemia por COVID-19, el uso del cubrebocas es fundamental en todos los espacios públicos, sin retirarlo en ningún momento y utilizarlo correctamente.

El director de Atención Médica de esta institución, Erick Azamar Cruz, explicó que la mascarilla aumenta las posibilidades de no respirar gotículas de saliva emitidas por personas que pudieran estar contagiadas con el virus y con ello infectarse; éste se debe colocar abarcando nariz y boca, así como evitar tenerlo debajo de la barbilla, en la frente o sobre el cabello, ni tocarlo durante su uso, para garantizar su efectividad.

Y es que dijo que al corte de este miércoles 8 de julio, en el informe técnico de la emergencia sanitaria se tiene el reporte de 577 casos activos en el estado, por lo que el riesgo de contagios de la enfermedad continúa latente.

Detalló que se han identificado 289 pacientes nuevos en las últimas 24 horas en 63 municipios, dando un total de seis mil 924 casos confirmados en toda la jornada de la emergencia sanitaria, de los cuales 682 han fallecido, 12 más que el día de ayer.

Así también hizo hincapié que de acuerdo al estado de salud de los pacientes que han dado positivo al nuevo coronavirus, mil 705 han requerido hospitalización, cifra que representa el 25% del total y cinco mil 219 han cursado la enfermedad en sus domicilios, al presentar síntomas sin gravedad, es decir el 75% del global de casos.

Enfatizó que a la fecha se tiene un registro de tres mil 485 pruebas que han dado negativo al virus, mil 209 personas se encuentran como sospechosas en espera de resultados y cinco mil 665 se han recuperado del padecimiento respiratorio.

Agregó que de la cifra de personas contagiadas en los últimos 14 días, 292 se ubican en Valles Centrales, 116 en Tuxtepec, 77 en el Istmo, 56 en la Mixteca, 23 en la Costa y 13 en la Sierra (Norte).

Mencionó que han dado positivo a la prueba de COVID-19 429 médicos, 547 profesionales de enfermería y 332 trabajadores de otros perfiles. Y hasta este miércoles se tiene el 47.3% de ocupación hospitalaria en el estado.

Ante la reapertura de las actividades económicas en la entidad, precisó que la población hoy más que nuca debe ser responsable y acatar las medidas de protección sanitaria en todo momento, para minimizar la transmisión del COVID-19, ya que la enfermedad aún no tiene tratamiento médico ni vacuna y continúa siendo un riesgo para todas y todos los oaxaqueños.

Finalmente recordó a la ciudadanía que el cubrebocas se debe desechar cuando este mojado, cortarlo y tirarlo en un recipiente tapado, sí es de tela lavarlo con agua y jabón después de cada uso; asimismo advirtió que las mascarillas no sustituyen las medidas de higiene como son lavado de manos, sana distancia y limpieza de espacios y superficies comunes, la combinación de todas las acciones incrementa la barrera de protección ante el virus.

 

 

Palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de la Declaración Conjunta con Donald Trump, presidente de EE. UU.

Celebro este encuentro con usted, presidente Donald Trump. Mi visita obedece, en buena medida, a la importancia que tiene, sobre todo, en estos tiempos de crisis económica mundial, la entrada en vigor del Tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá.

Palabras del presidente Andrés Manuel López Obrador con motivo de la declaración conjunta con Donald Trump, presidente de EE. UU.
Descarga aquí
El haber conseguido este acuerdo representa un gran logro en beneficio de las tres naciones y de nuestros pueblos.

Como es sabido, América del Norte es de las regiones económicas más importantes del planeta. No obstante, nuestra región es inexplicablemente deficitaria en términos comerciales; exportamos al resto del mundo tres mil 579 billones de dólares, pero importamos cuatro mil 190 billones de dólares; es decir, mantenemos un déficit de 611 mil millones de dólares, lo cual se traduce en fuga de divisas, menores oportunidades para las empresas y pérdida de fuentes de empleos.

El nuevo Tratado busca, precisamente, revertir este desequilibrio mediante una mayor integración de nuestras economías y mejoras en el funcionamiento de las cadenas productivas para recuperar la presencia económica que ha perdido América del Norte en las últimas cinco décadas. Baste señalar que, en 1970, la región representó el 40.4 por ciento del producto mundial y, ahora, esta participación en la economía global ha bajado a 27.8 por ciento.

Por ello, el Tratado es una gran opción para producir, crear empleos y fomentar el comercio sin necesidad de ir tan lejos de nuestros hogares, ciudades, estados y naciones. En otras palabras, los volúmenes de importaciones que realizan nuestros países del resto del mundo, pueden producirse en América del Norte, con menores costos de transporte, con proveedores confiables para las empresas y con la utilización de fuerza de trabajo de la región.

Desde luego, no se trata de cerrarnos al mundo, sino de aprovechar todas las ventajas que nos brinda la vecindad, así como la aplicación de una buena política de cooperación para el desarrollo.

Este Tratado permite atraer inversiones de otros lugares del hemisferio a nuestros países, siempre y cuando se cumpla con los principios de producir mercancías de elevado contenido regional y de procurar condiciones salariales y laborales justas para los trabajadores del país exportador o importador de bienes de consumo.

Es importante también señalar que, en este acuerdo, los tres países aportamos capacidad productiva, mercados, tecnología, experiencia, mano de obra calificada y terminamos complementándonos. Por ejemplo, México tiene algo sumamente valioso para hacer efectiva y potenciar la integración económica y comercial de la región; me refiero a su joven, creativa y responsable fuerza laboral. No olvidemos que la participación de los trabajadores en los procesos productivos es igual de importante que el papel de las empresas. De poco serviría tener capital y tecnología, si no se cuenta con buenos obreros que se destaquen por su imaginación, su talento y su mística de trabajo.

Además, con acuerdos como este y con respeto a nuestras soberanías, en vez de distanciarnos estamos optando por marchar juntos hacia el porvenir. Es privilegiar el entendimiento, lo que nos une y hacer a un lado las diferencias o resolverlas con diálogo y respeto mutuo.

Ciertamente en la historia de nuestras relaciones, hemos tenido desencuentros y hay agravios que todavía no se olvidan, pero también hemos podido establecer acuerdos tácitos o explícitos de cooperación y de convivencia; por ejemplo, en los años cuarenta del siglo pasado, durante la Segunda Guerra Mundial, México ayudó a satisfacer la necesidad de Estados Unidos de materias primas y lo respaldó con mano de obra de los trabajadores migrantes, que fueron conocidos como “braceros”.

Desde entonces y hasta la fecha, hemos venido consolidando nuestras relaciones económicas y comerciales, así como nuestra peculiar convivencia, a veces de vecinos distantes y otras de amigos entrañables.

También, como es sabido, la historia, la geopolítica, la vecindad y las circunstancias económicas de ambas naciones han impulsado de manera natural un proceso de migración de mexicanas y mexicanos hacia Estados Unidos y se ha conformado, aquí, una comunidad de cerca de 38 millones de personas, incluyendo a los hijos de padres mexicanos. Se trata de una comunidad de gente buena y trabajadora que vino a ganarse la vida de manera honrada y que mucho ha aportado al desarrollo de esta gran nación. Asimismo, en México, más que en ningún otro país del mundo, viven y forman parte de nuestra sociedad un millón y medio de estadounidenses. De modo que estamos unidos, más que por la proximidad geográfica, por diversos vínculos económicos, comerciales, sociales, culturales y de amistad.

Presidente Trump:

Como en los mejores tiempos de nuestras relaciones políticas, durante mi mandato como presidente de México, en vez de agravios hacia mi persona y, lo que estimo más importante, hacia mi país, hemos recibido de usted, comprensión y respeto.

Algunos pensaban que nuestras diferencias ideológicas habrían de llevarnos de manera inevitable al enfrentamiento. Afortunadamente, ese mal augurio no se cumplió y considero que hacia el futuro no habrá motivo ni necesidad de romper nuestras buenas relaciones políticas ni la amistad entre nuestros gobiernos.

El mejor presidente que ha tenido México, Benito Juárez García, pudo entenderse con el gran presidente republicano Abraham Lincoln. Recordemos que este gran líder histórico estadounidense, el impulsor de la abolición de la esclavitud, nunca reconoció al emperador Maximiliano, impuesto en México con la intervención del poderoso ejército francés. No es casual que Juárez haya lamentado el asesinato de Lincoln, diciendo: “He sentido profundamente esta desgracia porque Lincoln, que con tanta constancia y decisión trabajaba por la completa libertad de sus semejantes, era digno de mejor suerte…”.

Lo mismo sucedió con la espléndida relación que mantuvieron, a pesar de las circunstancias difíciles, el presidente demócrata Franklin Delano Roosevelt y nuestro presidente patriota el general Lázaro Cárdenas del Río.

En los días posteriores a la expropiación petrolera, en una carta, el general Cárdenas reconoció el buen entendimiento bilateral de la siguiente manera:

Mi gobierno considera que la actitud asumida por los Estados Unidos de Norteamérica, en el caso de la expropiación de las compañías petroleras, viene a afirmar una vez más, la soberanía de los pueblos de este continente, que con tanto empeño ha venido sosteniendo el estadista del país más poderoso de América, el excelentísimo señor Presidente Roosevelt.

De modo que, guardadas todas las proporciones y en circunstancias sin duda distintas, la historia nos enseña que es posible entendernos sin prepotencias o extremismos.

Ahora que decidí venir a este encuentro con usted, presidente Trump, en mi país se desató un buen debate sobre la conveniencia de este viaje. Yo decidí venir porque, ya lo expresé, es muy importante la puesta en marcha del Tratado, pero también quise estar aquí para agradecerle al pueblo de Estados Unidos, a su gobierno y a usted, presidente Trump, por ser cada vez más respetuosos con nuestros paisanos mexicanos.

A usted, presidente Trump, le agradezco su comprensión y la ayuda que nos ha brindado en asuntos de comercio, petróleo, así como su apoyo personal para la adquisición de equipos médicos que necesitábamos con urgencia para tratar a nuestros enfermos del COVID-19.

Pero lo que más aprecio, es que usted nunca ha buscado imponernos nada que viole o vulnere nuestra soberanía. En vez de la Doctrina Monroe, usted ha seguido, en nuestro caso, el sabio consejo del ilustre y prudente George Washington, quien advertía que “las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”. Usted no ha pretendido tratarnos como colonia, sino que, por el contrario, ha honrado nuestra condición de nación independiente. Por eso estoy aquí, para expresar al pueblo de Estados Unidos que su presidente se ha comportado hacia nosotros con gentileza y respeto. Nos ha tratado como lo que somos: un país y un pueblo digno, libre, democrático y soberano.

¡Que viva la amistad de nuestras dos naciones!

¡Que viva Estados Unidos de América!

¡Que viva Canadá!

¡Que viva nuestra América!

¡Viva México!

¡Viva México!

¡Viva México!